Ópera prima de los Coen. Una de las mejores Óperas primas jamás hechas. Y por los Coen. Toma ya.
Una historia atrapadora, hecha con no demasiados medios, pero sí con una clase impresionante. Una trama magnífica, contada con una estética visual hipnótica y con momentos memorables. De pulso firme, planteamiento abrumador, y escenas cuidadas al milímetro que, en conjunto, a pesar de lo que digan algunos, no se antojan frías.
Los Coen empezaron reinventando, como han hecho hasta ahora. Y empezaron con Sangre Fácil. Una película de visión obligatoria. Una pequeña obra maestra que debería de dejar de ser una obra apenas conocida.