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Voto de Víctor Manuel Mirete Ramallo:
7
Ciencia ficción. Thriller. Terror Seis miembros de la tripulación de la Estación Espacial Internacional están a punto de lograr uno de los descubrimientos más importantes en la historia humana: la primera evidencia de vida extraterrestre en Marte. A medida que el equipo comienza a investigar y sus métodos tienen consecuencias inesperadas, la forma viviente demostrará ser más inteligente de lo que cualquiera esperaba. (FILMAFFINITY)
18 de enero de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La preocupación por explicar el sentido de la vida en ciertas películas de ciencia ficción es un claro síntoma de que el ser humano no puede dejar de buscar respuestas al enigma de su existencia, a la vez que juega con la delgada línea de la muerte en su curiosidad. Y es que para comer peces hay que mojarse el culo, como dijo aquel. Todo experimento, toda investigación, toda cruzada y todo hallazgo conllevan un riesgo. Pero el ser humano es tan curioso como intrépido.
En esta línea, y extrapolando al cine, la ciencia ficción se plantea la necesidad vital de no mostrar tan sólo una cara entretenida y visual, sino también espiritual y existencialista en un entorno creíble, realista y crítico. LIFE, del director sueco Daniel Espinosa, es precisamente eso, una película de ciencia ficción hiperrealista que nos muestra el espacio exterior en su versión más reflexiva. De esas películas que ponen más hincapié en la lírica visual que en los efectos visuales o digitales (aunque estos también sean muy buenos, buenos o aceptables); como ya lo hicieron antes (y puede que mejor en su mayoría) Kubrick con “2001: odisea en el espacio”, Tarkovsky con “Solaris”, Ridley Scott con “Alien: El octavo pasajero”, o Alfonso Cuarón con “Gravity”.
Si bien es cierto que LIFE parece ser un “Alien: el octavo pasajero” algo descafeinado y más purista, nos plantea de una forma más coreografiada la cotidianidad astronáutica y la vida a bordo de una estación espacial en un tiempo actual en el que las misiones a Marte tratan de buscar vida más allá de la tierra. Para ello recurren a un rodaje basado en buena parte en el uso de una cámara liberada de gravedad que danza y sobrevuela por los escenarios con exquisitez; a una ambientación sencilla, sin pretensiones técnicas ni científicas muy exageradas pero medianamente bien atada en casi todos sus detalles; y a una música (Jon Ekstrand) espeluznante que le da el dibujo sonoro necesario para realzar aún más la tensión y el drama.
La cinta comienza con una presentación muy ligera y concisa de la situación y de los personajes, sin caer en excesivos pampaneos ni retahílas argumentales. El director ha sabido conducir de forma sutil y ascendente la tensión dramática así como la inquietante expectación de dar cabida a un extraño pasajero más (procedente de Marte) en esa estación espacial en la que habitan 6 astronautas de diferentes nacionalidades.
Pero lo que más me fascina en este tipo de metrajes, es la habilidad que tienen algunos cineastas para levantarte del asiento con un pico de clímax brutal. Es a partir de ese instante cuando no sueltas la tensión ni la adrenalina en el resto de la cinta. Toda la tranquilidad y los esperanzadores hallazgos que se habían ido consiguiendo se convierten en histeria colectiva. Tu cuerpo absorbe toda la violencia de las situaciones y se sobrecoge con cada giro estremecedor de la trama. Para colmo, han sido capaces de crear un ente extraterrestre que crece en masa e inteligencia y que es capaz de ponerte el vello de punta y de sumirte en un acongojante pavor capa vez que aparece. Dicho así parece que he visto la mejor película de la historia en este género, pero no es así. Está bien pero no es para tirar cohetes. Aunque algunos hay.
En cuanto al reparto, sinceramente le doy un sobresaliente a todos. Puede que el haberla visto en versión original ayude a mejorar ese aspecto en la nota. A destacar una increíble Rebecca Ferguson, un siempre genial Jake Gyllenhaal y un sorprendente Ryan Reynolds. Y aunque no hubo mucho tiempo en esos 103 minutos de filme como para dotar de una notoria profundidad a los personajes, me quedo con una frase final de uno de ellos: “Mi lugar está aquí arriba, no quiero volver abajo con esos 8000 hijos de puta”.
Víctor Manuel Mirete Ramallo
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