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Voto de kinjarris:
8
Comedia. Drama Narra el regreso a Francia de una actriz de teatro que se había refugiado en Italia para olvidar sus problemas personales. (FILMAFFINITY)
16 de mayo de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera película que veo de Jacques Rivette. Debo reconocer que era una cita largamente postergada, más que nada por la ingente cantidad de minutos que suelen adornar los films del director francés. No cabe duda de que su notoriedad como cineasta siempre se ha visto perjudicada por este hecho, de ahí que siga siendo probablemente, el director más desconocido de la Nouvelle Vague. Entono el "mea culpa" por la contribución. Quizá por ello y aunque no sea un verdadero sacrificio, expío en cierto modo mi pecado a través de esta crítica. De todos modos, como buen amante del cine francés que soy, era un director que no me podía pasar desapercibido por más tiempo. Eso sí, para mi primer enfrentamiento escogí esta película de 2001 que "tan solo" dura 154 minutos, una de las más livianas. Por eso, y porque me llamó la atención el colorido diseño de su cartel, todo hay que decirlo.
Al grano. La película me atrapó casi inmediatamente, y no sólo porque arranca en un teatro, que también, sino sobre todo por la maravillosa presentación del personaje interpretado por Jeanne Balibar. Primera sorpresa: Rivette, de quien ya sabemos el tiempo que se toma para contar sus películas -aunque no las hayamos visto- no pierde ni un solo segundo en comenzar a dibujar el personaje de Camille, y lo hace de manera brillante. Son siete los personajes que tienen en mayor o menor grado peso en la historia, y todos ellos se perciben auténticos, interesantes, realmente originales, lejos de estereotipos acartonados. Ahí radica para mí la mayor virtud de la película, junto con un guión que mantiene el pulso hasta el final, que no se tambalea, por mucho que a Rivette -según dicen- le guste improvisar. A esto sólo queda añadirle, cuando menos, el oficio que se le presupone a un director con más de una veintena de trabajos a sus espaldas, lo que traducido a minutos... Por cierto, no deja de tener su gracia el hecho de que Rivette cierre su obra con el clásico de la música italiana “Senza fine”, último toque del peculiar sentido del humor que el director francés exhibe a lo largo del film.
El título que he elegido para la crítica es una frase pronunciada por Ugo, el personaje al que da vida Sergio Castellitto, la cual hago extensible a la propia película de Rivette, director al que a partir de ahora prometo abordar con otro ánimo.
kinjarris
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