Tengo que reconocer que no me ha desagradado este filme. De acuerdo que no es un peliculón ni nada que se le acerque, pero la verdad es que me esperaba algo mucho peor tras haber leído previamente a los críticos especializados de cine (menuda novedad que no coincida con ellos).

“El Santuario” es cine comercial para pasar el rato. Una de las cosas que más se ha criticado sobre ella es que su guión y sus interpretaciones dejan bastante que desear. Un servidor también desea cuando ve cine que dichas facetas de una película sean buenas. No obstante, creo que en esta ocasión no hay que buscarle los tres pies al gato porque se trata de cine de evasión, de entretenimiento. De todos modos quiero señalar que tampoco me parece que el guión de esta película ni sus actuaciones sean deleznables ni nada por el estilo. En mi opinión, ambas cosas son más que decentes (y vuelvo a repetir que lo son dentro del tipo de cine del que se trata).

Películas con la espeleología submarina como telón de fondo hay poquitas. Y si encima añadimos a la ecuación que intenta ser todo lo posiblemente realista que puede, entonces sí que hay pocas de verdad (vamos que aquí no te espera algo similar a “The Descent” ni por asomo). Puede que contenga escenas de acción o comportamientos de personajes que sean más o menos cuestionables en cuanto a su verosimilitud se refiere. Tal vez, pero te aseguro que no vas a ver nada que te haga decir: “¡venga ya, hombre!”.

¿Qué te espera en “El Santuario”? Pues te espera una película mitad de aventuras y mitad dramática que resulta muy entretenida en su conjunto. Además, algunos apartados de su aspecto técnico lucen muy bien (por ejemplo su fotografía y la filmación bajo el agua) y sobre todo algo que quiero dejar claro del todo es que te espera un producto que cumple con creces en su propósito de entretener.

Desde luego no todo el monte es orégano, así que quiero nombrar algunas cositas que no fueron de mi agrado: la atmósfera de claustrofobia sólo se consigue en un par de escenas (eché en falta más momentos opresivos, más momentos donde al espectador le faltara el oxígeno de verdad). Otra cosa en su contra es que resulta muy predecible en su desarrollo, ya que te ves venir lo que va a pasar con relativa facilidad (un par de giros de guión inesperados le hubiera venido muy bien). Por último, hay alguna escena por ahí que puede resultar un poco desagradable (me refiero a los “suicidios asistidos” y a la escena de “se me ha enganchado el pelo”).