“Cypher” es el ejemplo perfecto de cómo hacer buen cine de corte futurista con un presupuesto modestísimo (7 millones y medio de dólares) y sin abusar de los efectos especiales. Cuando se tiene una buena idea por guión, y se plasma en la gran pantalla de forma interesante, el resultado suele ser satisfactorio. Ha sido una grata sorpresa este filme, ya que no me esperaba ni por asomo una propuesta tan innovadora y atractiva para un género tan trillado como es el de la ciencia-ficción (es cierto que cuando la ves puedes tener una cierta sensación de déjà vu con “Matrix” y sobre todo con “Desafío total”, pero quiero aclarar que ni mucho menos es un plagio de ellas ni tampoco “copia y pega” escenas de estas películas).

Sin duda, una de las cosas que más me han gustado es el hecho de que aunque su trama sea complicada, y contenga varias vueltas de tuerca, se entiende sin muchas dificultades si la sigues con atención. Además, la parte fantasiosa de la historia se lleva con lógica y resulta algo creíble. Y lo mejor de todo es que cuando termina la cinta, rebobinas mentalmente las piezas del puzle y encajan a la perfección (lo único que se le pueda achacar es que no se explica la finalidad última de esas dos megaempresas tecnológicas, pero si no se es muy tiquismiquis pues se tolera que se deje eso en el aire).

“Cypher” es un thriller que mezcla el espionaje industrial, los lavados de cerebro, la ciencia-ficción y la intriga; y los condimenta con una ambientación y estética visual sublimes. Me ha encantado como te estás preguntando durante toda la película qué estará pasando realmente, ya que te enganchan a base de irte suministrando la información con cuentagotas, hasta finalmente revelarse todo por completo. Por el camino hacia la meta te toparás con algunas escenas impactantes (por ejemplo las de lo que ocurre en realidad en la conferencia o en el avión).

Hay poquitas escenas de acción, aunque eso sí, están filmadas de manera excelente. Efectos especiales también hay poquitos, pero están muy bien racionados a lo largo del metraje y son bastante apañados para el presupuesto del que disponían (nunca tienes la sensación de estar viendo algo demasiado cutre).

En el plano actoral las interpretaciones son más que decentes, la mayoría del reparto está a niveles aceptables. Destaco a Jeremy Northam que hace un gran esfuerzo por hacer verosímil a su personaje y, también, a una Lucy Liu que enamora, que desprende una belleza propia de las musas que inspiran a los artistas.