Tengo que reconocer que alguna que otra vez he criticado a Tarantino y también a sus películas, pero lo cierto es que cuando a este tipo le sale bien una simpática gamberrada de las suyas, entonces no queda más remedio que quitarse el sombrero y admitir que es la hostia, vamos. Tarantino estará zumbado, será pesadito con su fetichismo por los pies, hará “copy & paste” de otras películas y todo lo demás que se le quiera criticar. Sin embargo, no puedo negar que he disfrutado más de una vez como un enano con sus disparatados productos.

No le falta la razón a quienes afirman que “Grindhouse (Death Proof)” es un loco disparate donde abundan tías buenas pavoneándose, un vocabulario barriobajero, excesivos primeros planos de las diferentes partes de la anatomía femenina, escenas sangrientas gratuitas, humor corrosivo no muy logrado en ocasiones, pasajes alocados por completo y bla, bla, bla. Oye, pues sí, esto no es precisamente cine del formal, del correcto, pero ahora pregunto: ¿acaso no lo disfruta uno? ¿Acaso no resulta entretenido y divertido? Pues qué quieres que te diga, un servidor ha pasado un rato fenomenal delante del televisor viendo esta ida de olla de Tarantino y, además, me he reído como hacía mucho tiempo que no lo hacía (sobre todo con el exquisito lenguaje de las señoritas del reparto… en especial con el de Tracie Thoms durante la persecución de los coches).

Aparte de lo entretenido y divertido que resulta el relato, hay más cositas en el filme que merecen la pena: tiene una de las mejores persecuciones de coches que he visto en mi vida (si no es directamente la mejor), tiene un par de escenas espectaculares (sobre todo la del accidente de coches “repetida”), una animadora que está para comérsela viva, una más que digna interpretación de Kurt Russell (aquí demuestra su veteranía como actor de forma ejemplar) y, por último, una decente banda sonora (me encantó el tema de Chick Habit).

Por supuesto que el filme tiene un montón de cosas criticables en todas y cada una de sus facetas: el guión es delirante, casi todo el elenco de actores sobreactúa que da gusto, el montaje es cutrísimo (aunque en su favor hay que decir que está hecho así aposta), algunos de los gags no hacen gracia, el desenlace es propio de un esquizofrénico y varias cositas más. No obstante, cuando terminas de verla no puedes dejar de sonreír y de pensar en voz alta: “la madre que te trajo” (refiriéndote a Tarantino).

Y poco más voy a añadir, me ha encantado esta locura (o genialidad según se mire) de Tarantino. Estoy deseando ver cuanto antes la otra parte de “Grindhouse”, la de Robert Rodríguez.