Tremenda es la decepción que me he llevado con esta película. Sí, tremenda, o más bien tremendísima diría yo (ni por asomo me esperaba una cosa tan mala, de verdad). Álex de la Iglesia no es que sea precisamente uno de mis directores de cine favoritos, pero tampoco es de los que tenga en mi lista negra particular (dentro de su filmografía hay películas que me han gustado y otras que no). No obstante, de este director, nada de lo que haya visto anteriormente que no fuese de mi agrado lo puedo comparar mínimamente con semejante despropósito. No sé si esta es la clase de cine que quiere hacer en el futuro o, por el contrario, solamente es una anecdótica ida de olla. No lo sé, pero de todos modos os aseguro que a partir de ahora en adelante me voy a plantear muy seriamente el volver a ver algo que ruede este hombre.

No sé muy bien que ha querido contarnos Álex de la Iglesia con esta historia. Tal vez nos quiso transmitir alegóricamente que hubo dos Españas después de la Guerra Civil Española (la republicana perdedora y la dictatorial ganadora con Franco), pero aunque así fuera que forma más rebuscada y delirante de hacerlo, por Dios. Sea como fuere, su guión (si es que aquí lo hay) me parece un completo sinsentido que no tiene ni pies ni cabeza.

“Balada triste de trompeta” es una película cuyo género no sabría definirte a ciencia cierta. Para mí, es una película extraña, inclasificable, una de esas de las que sueles decir que es más rara que un perro verde. Lo que sí puedo decirte con seguridad es que es mala, pero mala de verdad. Este filme es un disparate, un esperpento grotesco. De acuerdo que el trabajo de maquillaje, la fotografía y los efectos especiales lucen bastante bien, pero están puestos al servicio de un espectáculo dantesco y pierden todo su valor, ya que no pueden rescatar de ninguna de las maneras posibles a una película fallida, sin ritmo y con escenas alargadas excesivamente sin venir a cuento o con otras que se regocijan en el exceso más gratuito, y en el mal gusto, como hace muchísimos años que no he visto.

Por si te estás preguntando si esta película hace gracia, pues te adelanto que no (ni de coña, vamos). Además, tampoco es que posea una intriga bien hilvanada o una tensión dramática aceptable. En el fondo me parece una película totalmente vacía, una película que intenta sostenerse a golpe de excesos y de escenas fuertes, pero que llega un momento en el metraje donde todo deja de tener el más mínimo sentido, donde todo es demasiado ridículo hasta que, finalmente, termina por cabrearte o como mínimo hacer que te importe una mierda todo lo que sucede o pueda suceder (en esos instantes te preguntas cosas como: “¿pero esto qué es?” o “¿qué coño hago viendo esta basura?”). Finalmente, pasado el estado de enfado, lo único que deseas es que termine cuanto antes.