"Penélope" es la visión de la directora, Eva Vila, del mito de Ulises/Odiseo en su parte final: el regreso del héroe a su patria, Ítaca,y a los brazos de su mujer, Penélope (personaje que da nombre al título) tras un periplo de 21 años.

La película tiene poco argumento: Ramón regresa a su pueblo después de décadas fuera mientras Carmen, en relación afectiva de gran intensidad con él, se quedó y allí sigue. Tiene poco más y poco más necesita. No se trata de contar una historia sino de transmitir uno sentimientos, los que sienten los personajes principales: melancolía, apatía, alegría tácita y el sentir de una vida que se va tanto física como simbólicamente (los modos de vida entre los que ellos se criaron). Es transmisión se consigue a través de su exquisito apartado sonoro y su grandeza plástica y visual. En algunos momentos esta película recuerda a otras de Tarkovsky como "Nostalgia" o "El espejo", no solo por su tema, su narrativa y su ritmo, sino también por el uso de luces apagadas con colores fríos y poco saturados, y en ocasiones con luces cambiantes que nos transportan más allá de lo físico y llega a lo trascendente del sentir. Pero es en cuanto al sonido donde mas similitudes encuentro con el director soviético: la amplificación de todos esos sonidos que hacen nuestro día a día pero en los que apenas reparamos, como el escribir de un lápiz sobre el papel, el crepitar de la lumbre, los pasos, la respiración (haciendo de memento mori en esta producción)... Aparte también está la gran banda sonora, que hace acto de presencia en los momentos necesarios y lo hace de manera magnífica.

Diálogos, lo que se dice diálogos, hay pocos. Abundan más los monólogos y aún así no están siempre presente y estos se alternan con voces en off recitando algunos versos de "La Odisea" de Homero. Estos elementos articulados hacen que exista la presencia fantasmática de la soledad, abandono y melancolía que copan el ser de muchos de nuestros mayores (y no tan mayores) además de las estructuras donde vivieron: pequeños pueblos, casas, campo y toda la vida que había y ya no hay en ellas.

Por desgracia, pese a toda esta atmósfera personal tan lograda, no he sido capaz de conectar a gran nivel con los personajes, cosa que una película de estas características necesita para lograr la perfección. Es una pena, porque los temas y los sentimientos son muy humanos, todos los sentimos, y el mensaje, nunca siendo explícito, se asimila de manera natural.