Esta es una de las críticas que más conflictos me han creado. Por un lado el título es aplastante como un auténtico muro que cae: PINK FLOYD THE WALL, el nombre es todo, lo que sea: el disco, el libro, la imagen toda, la letra, el concepto existencial. Estamos hablando de PINK FLOYD, un grupo básico en la historia del rock. Pero por otro lado tenemos la película, y eso ya se debe tratar en otro campo. No es ni con mucho la mitad de lo que es el disco y el fenómeno llamado Pink Floyd. Entiendo la enorme tarea que tuvo que desempañar Alan Parker, simplemente le quedó grande el papel. Colocar en forma lineal una serie de pegotes formados por dibujos animados y escenas actuadas no constituyó un trabajo digno para ilustrar el mensaje auditivo que Roger Waters ideó.