Una buena comedia, de las que logra sacar unas cuantas sonrisas gracias, sobretodo, a un Bill Murray genial y un guion cargado de ironía. El ritmo está muy bien medido, con un gran montaje y una buena dirección, permitiendo que la historia llegue al espectador en escalada, proponiendo el siguiente paso lógico y manteniendo el interés. A nivel de imaginario visual no tiene grandes pretensiones más allá de ser disfrutaba para tod@s aquell@s que crecimos con cierta estética noventera. Pero si algo la hace especial es cómo, a medida que pasan los minutos y con cierta suspensión de la incredulidad, provoca una interesante reflexión acerca de la propia existencia, el valor del tiempo, la vida, las experiencias, el aprendizaje a través de los errores… ¿Sería ético sacar partido a una situación de ventaja respecto a los demás, en beneficio propio, si dichas personas aún no sufriendo no fueran conscientes de que están siendo utilizadas? ¿Seríamos la misma persona si cada vez que cometiéramos un error volviéramos atrás para solventarlo? ¿Tendría algún valor entonces el esfuerzo por acertar a la primera, por hacer lo correcto, por no dañar a los seres queridos? ¿Cómo viviríamos nuestra vida sin la finitud en el horizonte? La inmortalidad puede ser un beneficio pero también el peor de los castigos.

PD: Lo de los tituladores en español no tiene nombre.

@laquimeracultural