Me recordó mucho a la novela de Saramago "Ensayo sobre la ceguera", aunque está muy lejos de despertar el interés ni de sostenerse con la firmeza de aquella. Primero porque si bien es raro quedarse ciego de buenas a primeras, más raro es aún morirse por salir a la calle. Es "extraño" y a partir de ahí todo el flujo de acontecimientos es igualmente extraño, forzado y tópico en este tipo de historias.

Las situaciones límites planteadas son a veces demasiado extremas, ilógicas y con poco sentido. Lejos de sorprender dan pena, porque en estas aguas no navegamos tan bien como lo puede hacer la industria americana, más acostumbrada a codearse con el “fin del mundo”. Ni la dirección ni las actuaciones brillan en exceso.

Quizás este camino tan poco singular, tan poco personal para el cine español, que se limita a imitar los productos más mediocres del modelo americano, no sea el más adecuado para salvarse, no sé si como industria, pues desconozco la situación del negocio, pero sí desde el punto de vista creativo, en un momento de verdadera indefinición.