La película tiene un problema muy serio, puesto que como "moraleja" pretende inculcar en nosotros la idea de que el corazón y la inteligencia lo pueden todo, concepto del que parecen olvidarse transcurridos 37 minutos.

El enano de Brooklyn pasa a ser un mastodonte con las cualidades de un superhéroe genérico, que hace alarde de insensatez de forma reiterada, dejando a un lado su discurso pacifista, para salvar el mundo a golpe de frisbee cromado.

No soy científico, pero un escudo brillante de color azul, rojo y blanco no me parece la elección más táctica para rescatar a unos aliados de un campo de concentración nazi.

Es una lastima ver a el Agente Smith interpretando a tan insípido villano, cuya motivación es la de destruir el mundo para gobernar sobre la cenizas, todo un clásico

Como grandes virtudes de esta película, me gustaría resaltar tres.

1º Es una formula original, donde se suprimen las batallas finales sin sentido (pese a seguir con las directrices del villano feo, con el mismo poder que el héroe y vestido de negro)
2º La ambientación es fantástica, no por su carácter inmerso, sino por personificar la elegancia y patriotismo propio de los años cuarenta.
3º La historia de amor es, con diferencia, de las más solidas que tiene el universo de Marvel, y que el factor limitante de esta relación sea el paso del tiempo es obra de un buen guion.