Gran cambio de paradigma, por primera vez en las dos películas, los personajes no se sienten evocados a nada, por primera vez, los cubículos en los que yacían, se abren, y con ello, el laberinto sobre el cual se mueven nuestros personajes, desaparece, mas con él, la mayor parte de mi interés.

Reconozco que es la obra que más ahonda en el conflicto que supone una “guerra civil”, y me veo en la necesidad de remarcar que las entrevistas a Peeta son un gustazo de ver ya que, el modelo que se plantea por ambas partes se siente igual de razonable, y por parte del actor, Josh Hutcherson, deja entrever delicadezas hasta el momento, desconocidas en la saga, una mezcla entre miedo y determinación que me hacía dudar en todo momento de sus intenciones.

Los momentos de propaganda bélica me generan un poco de urticaria, no por nada, sino porque veo reflejada la realidad política de una sociedad de la que formo parte, y en la ficción se siente tan… ridículo, que me duele ver a mis compatriotas caer en tan obscuras patrañas.

Hay poco que se pueda mencionar, la mediocridad es lo que sustenta la mayor parte de los atributos restantes.