Una vez más, ante una entrega que, sin duda compone una piedra angular en lo que a mi infancia se refiere.

Me he visto forzado a revisionar la primera entrega de Spider-man, y es que pobre de mi, se me olvidó hacer la crítica, y empecinado en hacer la mejor critica posible que esta blanda mente me permite, aquí me tenéis, con 242 minutos del hombre arácnido en el pasado reciente, y muchos más en el lejano.

Si conocen mi trayectoria en lo que ha cine de superhéroes se refiere, sabrán que no me contento con cualquier cosa, y si paradójicamente no es uno de mis géneros favoritos, es cierto que ocupa grosa parte de las películas que he criticado hasta el momento.

No se muy bien que envuelve a Spider-man, si en caso de existir un algo, me rodea a mi, que con escasos años vio esta película, tan pocos que apenas discernía el contenido de los diálogos. Sea cual fuere el caso, la cinta me huele a infancia, a un encanto no tan presente en la Fase 1 y 2 del UCM, a un grano que tiñe la pantalla, y a unos colores crema que empañan la vista.

Este Spider-man tiene algo, algo que sus otras dos versiones no alcanzan a si quiera soñar, no tanto a nivel de narrativa, como en termino de construcción de personaje. Llamo a la palestra a aquel que expondría de forma más justa y fidedigna los valores morales de un joven que se superpone a sus agresores, ya sea este el abuso sufrido a manos de sus compañeros, o enfrentar a su villano por antonomasia, Norman Osborn, y ligar ese conflicto no tanto con el superhéroe, sino con el proprio Peter a través de Harry es escalofriante.

Esto me lleva al final, el colofón que para mí, ha sido merecedor de este numero primo y no del previo; una amarga y realista patada para los niños que esperasen disociar el sufrimiento de un alter ego del del protagonista.

Creo que esta es la gran virtud de Tom Holland y Tobey Maguire sobre Andrew Garfield (El Spiderman del medio), y es que, desde sus perspectivas, si bien muy distintas, plantean regustos amargos a la vida de un superhéroe, y ¿qué superhéroe mejor que aquel que se nos antoja más humano?

Creo que Kirsten Dunst no está a la altura en los momentos más dramáticos, y que Dafoe tiene momentos tanto brillantes (Como las conversaciones con el duende) y momentos más pantanosos, normalmente derivados de una sobre actuación que resalta en un “aura de naturalidad” que en general se respira.

Desearía haber viso un conflicto más lineal entre las partes, y que este no fuese una repetición de secuencias autoconclusivas con violencia integrada, pero incluso en ese caso, la forma de ligarla con “la vida real” de Parker, me parece un ejemplo a seguir para el resto de películas en la historia reciente.