Vaya por delante que no me encuentro entre aquellos, intuyo que afortunados, que han leído "El club Dumas", la novela en que se basa esta película, escrita por el gran Arturo Pérez-Reverte, a mi modo de ver uno de los más brillantes y honestamente brutales analistas tanto de la rabiosa actualidad como de nuestra eterna esencia patria.

Reconozco que "La novena puerta" tampoco figurará entre los más laureados títulos del siempre peculiar Roman Polanski, al igual que probablemente no asomará la cabeza en un top 5 que de la filmografía de Johnny Depp realizarían a partes iguales sesudos críticos a sueldo y enfervorecidas fans, en buena parte debido a las ciertas artimañas cinematográficas y licencias fantásticas que se tomaron al realizarla. Pero el resultado es bien entretenido, dicho sea de paso. Tiene ese toque de intriga clásica en el amplio sentido del término, ese viaje al arcano misterio puro y duro que ha hecho soñar y estremecerse al hombre desde tiempos inmemoriales, ese ansia de querer encontrar una espiritualidad por encima de lo humano e incluso lo divino entregándose directamente al Diablo si por ello se goza ilimitadamente de los placeres de la vida terrenal...

Y tal vez se me tache de hereje, nunca mejor empleado el calificativo dada la temática del film, pero a mi este largometraje me ha recordado a ratos a títulos con alto caché como "Pactar con el diablo" y sobre todo, evidentemente, a "El código Da Vinci" por los viajecitos que Corso (Depp) se pega por la vieja (y preciosa) Europa, retratada en "La novena puerta" con melancólico aire de lúgubre postal, desde Portugal a París pasando por la imperial Toledo española.

Sí, es cierto, nos daremos de cara con más de algún agujero de guión, pero creo que son perfectamente soslayables si nos dejamos llevar, lo cual no me resultó difícil. Contiene los ingredientes esenciales que hicieron triunfar a los títulos que anteriormente cité: ocultismo, misterio, sobresaltos, un carismático personaje central guía de la historia, unas cuantas muertes con mala leche y un final no tan terrible como muchos de los que por aquí leo quisieron ver.
Con todo, posiblemente el libro sea muy superior a la película, me puedo hacer a la idea. Pero ya se sabe que el celuloide se mueve generalmente por ritmos ágiles en pantalla y presupuestos que suelen quedarse cortos una vez echado a andar los rodajes.