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Voto de Moonface:
4
Drama Davis Mitchell (Jake Gyllenhaal) es un exitoso ejecutivo que sufre una grave desconexión emocional tras la repentina y trágica muerte de su mujer (Heather Lind) en un accidente de coche. Aunque su suegro (Chris Cooper) intenta por todos los medios que se recupere, continúa bloqueado y se dedica a desmontar compulsivamente toda clase de objetos. Gracias a la ayuda de Karen (Naomi Watts) y de su hijo, a los que acaba de conocer, Davis ... [+]
1 de abril de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jake Gyllenhaal, a mi modesto parecer, es posiblemente uno de los mejores actores de su hornada. Logra interpretar a personajes inadaptados y atormentados como pocos dentro del panorama cinematográfico actual. En pantalla atesora ese grado ideal de indiferencia ante lo que le rodea y ese toque de inquietud calmada (parece este término contradictorio, pero creo que se entenderá a qué me refiero). A lo largo de su trayectoria, baste como ejemplos precisos sus personajes en "Donnie Darko", "Nightcrawler", "Enemy" y en esta "Demolición".

Sin embargo, por muy buen actor que sea y pese a que esté acompañado para la ocasión de la también interesante actriz Naomi Watts, la película tiene bien poco que ofrecer. Es una historia simple, a la que pretenciosamente se le han colocado artificios para parecer compleja y profunda, consiguiendo por contra que resulte excesivamente larga y tediosa.

Se trata de la énesima variante del duelo no asimilado, derivado en catarsis personal. Por el camino, se critíca una vez más al "sueño americano", ya que su protagonista es un joven yuppie que aprovecha un luctuoso accidente de tráfico como ansiada válvula de escape a una vida que el siempre sintió como una farsa.

Vallée igualmente pretende transgredir con ciertas situaciones forzadas cuando no inverosímiles y con diálogos que más que perturbar producen bochorno. En ello colabora enérgicamente un personaje pre-adolescente, el cual encontré odioso y totalmente prescindible.

A la pobre Naomi Watts le cae en desgracia un personaje ridículo y nada creíble, ya desde el primer momento en que irrumpe en la vida de Davis Mitchell (Gyllenhaal). Hasta llegué a preguntarme en ciertos momentos si acaso el protagonista estaba corporeizando a sus propios fantasmas interiores.
Y es paradójico a la vez que triste, comprobar que un reconocidamente desequilibrado Davis Mitchell no está ni mucho menos peor emocionalmente que la desestructurada y podrida sociedad que lo rodea.

Un final apresurado y no menos pretendidamente lacrimógeno, que desastradamente trata de hacernos sentir compasión y comprensión por la hora y media anterior de desmanes a cargo del tal Davis Mitchell ponen el colofón de una obra que no tiene mucho que rascar.

En realidad, sin la entregada actuación de Gyllenhaal la película sería un colosal bodrio. Sólo él salva un poco de la quema absoluta a esta creación de Jean-Marc Vallée, que por increíble que parezca, es el mismo director de la descarnada "Dallas Buyers Club".
Aquel sí es un verdadero drama digno de elogio, el cual no espera que el espectador resuelva cubos de Rubik dando toques con los pies al mismo tiempo que filosofea viendo "Demolición" cabeza abajo.
Moonface
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