Pasan los años y se repiten los patrones, pero es lo mismo, el disfrute, la tensión, se asegura pegado al respaldo del siempre crítico asiento del cine.

Cruise vuelve una vez más a representar su papel más activo, da vida a Ethan Hunt, un agente del FMI. Lo importante no es la misión, siempre eternas farsas ideadas de formas maquiavélicas, lo que verdad importa, es como los elementos se mezclan, se van consolidando con el paso de las escenas, donde la capa principal, el thriller se mantiene hasta casi el final de la película, y todo ello adornado con algo de acción, un poco de romanticismo y sobre todo mucho "arte" interpretativo de "viejos" qué aún están jóvenes, que son atractivos al ojo de la cámara.

El tema principal, música, brilla y reclama desde el comienzo la atención del espectador, y comienza el espectáculo visual, el buen hacer de McQuarrie, un director poco conocido pero que rara vez decepciona y que como muchos espera su gran oportunidad. Ambos elementos en consonancia con lo anterior consiguen la plenitud máxima, el disfrute por parte del espectador de forma magistral.

En definitiva, la degustaran, la disfrutaran.