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España España · El árbol de la ciencia, calle Pío Baroja
Voto de Lulita:
9
Drama Daniel tiene casi cuarenta años, y Laura casi dieciséis. Por lo que dicen de él debe de ser poeta, o dibujante de cómics, o ambas cosas. Acaba de superar una larga adicción y, una vez de vuelta en casa, intenta reorganizar su vida haciendo exactamente lo que hace una persona "normal”: preocuparse por su aseo personal, cuidar de las cosas pequeñas, en definitiva, sumergirse en el mundo real hasta completar las diez pequeñas hazañas de un ... [+]
23 de abril de 2023
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La vi el año que se estrenó, o un poco más tarde, no lo recuerdo bien, pero sí recuerdo que fue por la TV (creo recordar que Canal +) y que no disponía de subtítulos. Eso era un gran inconveniente para mí por mi discapacidad auditiva, pero aún así la seguí viendo, por aquello de que me mola la temática lolitesca y eso. Ya había tenido una buena experiencia con el cine lolitesco español gracias a "La flaqueza del bolchevique", así que iba con las expectativas altas. Y he de decir que no me defraudó.

No entendía nada, pero las imágenes me atraían de manera casi magnética: las escenas iniciales que parecen una mezcla entre terror y surrealismo y que me tenían muy desconcertada; luego esos dibujos y secuencias pop tan alegres, casi caricaturescos, que aparecen de vez en cuando y que también me desconcertaban pero a la vez me divertían; ese piso blanco y luminoso entre otros pisos ruinosos, casi te llega el olor a polvo y a añejo que desprenderían con toda seguridad; esa escalera entre los alféizares (qué sensación de vértigo); ese abrigo naranja icónico; y por último pero no menos importante, la locura teñida de inocencia del astronauta (qué buena interpretación la de Nancho Novo). Y ese final extraño al que no le veía ningún sentido, y que me tuvo pensando en él años y años...

Finalmente, bastante tiempo después conseguí encontrar unos subtítulos en Internet, y los integré a la película que ya tenía guardada y que se encontraba a la espera de ser visionada de una vez por todas con sus correspondientes subtítulos. Sin embargo, la ansiedad por poder al fin entenderla me pudo y no me atreví a hacerlo. Con el paso de los días, semanas, meses, etc..., se me acabó olvidando que ya tenía los subtítulos, a pesar de que con frecuencia me acordaba de ella.

Hoy, día del Libro, encontré publicidad de un libro llamado "Los Astronautas". Lo primero que pensé fue en si sería el libro en el que supuestamente se basó la película. Resultó no ser así, pero me invadió la nostalgia y me decidí a buscar la película en mi disco duro. Cuál fue mi sorpresa al descubrir que tenía subtítulos. Cómo se me pudo haber olvidado... Así que aproveché el empuje de la emoción, y me puse a mirarla.

Fue una gozada. Si ya las imágenes me encandilaban, conocer su trasfondo, la historia, la mente de los personajes... fue impresionante. Los diálogos tenían sustancia y estaban bien medidos, ni una palabra más ni una palabra menos. Ahora puedo afirmar con toda seguridad que es una película bien hecha, con mucho mimo y dedicación, y, sobre todo, mucho respeto al arte.

Descubrí que la adolescente Laura era toda una cría en realidad; así pues, miente más que habla, ¡quién lo iba a decir!, pero es muy generosa y tiene un corazón que no le cabe en el pecho. El protagonismo es un loco desesperado, eso ya lo sabía, pero ahora pude saber también que cuando cuenta historias, tiene gracia de verdad. Me reí con lo que contaba en la comida con sus amigos. Pude entender un poco mejor la atracción que sentía Laura por él (antes me parecía inconcebible lo que estaba viendo). Y, sobre todo, descubrí la reflexión estrella, la que me acabó de ganar mi corazón definitivamente:

-Tiene algo de teatro.
-¿Algo? Mucho de teatro, muchísimo.
-Vamos a hablar de las comuniones, de las catedrales, ja-ja, ju-ju. Me siento como un astronauta que han soltado en medio de la luna. Y le han una televisión, palomitas y una noria. Para que se divierta el astronauta. Y yo me divierto. Y se me ve tan natural como una calavera a la que le han insertado la sonrisa de Mary Poppins.

Cuesta trabajo eso de hacerse a la vida normal, es decir, normativa. Sobre todo cuando vienes de la "jungla", ya sea la heroína, ya sea la vida disoluta y amoral, etc... Es fácil cuando no sabes aún que puedes salir de ahí. Cuando lo sabes, te parece absurdo tener que encajonarte entre unos límites que en realidad no existen. Te pones un decálogo y, en fin, intentas cumplirlo. Pero cuesta, porque no ves ningún motivo.

Hasta que aparece, sin esperarlo, el motivo: la adolescente Laura. Y asumes con alegría y satisfacción la vida normal, con tal de poder compartirla con ella...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lulita
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