Cada vez que recuerdo las escenas finales, me entra un desasosiego tal que me tengo que sentar y esforzarme muchísimo en recordar por qué merece la pena seguir vivo en este planeta. Así que eso, la vi sólo una vez hace muchísimos años, posiblemente más de una década, y tal vez mi comentario esté plagado de errores (la memoria, ya se sabe, es de todo menos fiable).

Es una película exitosa, lo cual es sorprendente pues tiene un aire indie, sobre todo teniendo a Chlöe Sevigni, que es el máximo exponente del cine indie. Recuerdo que, durante el visionado, en ningún momento llegué a sentir el típico hastío de estar viendo situaciones forzadas o maniqueas, sino que me daba la sensación de que estaba viendo la vida real, cruda, sin tapujos. Sensación que se magnificó sobre todo al final, evidentemente. Eso me gustó, pues me permitió identificarme con los personajes y ponerme en su piel... para desgracia mía, pues eso provocó que sufriera muchísimo con el final.

Leyendo las críticas me enteré de que la película fue dirigida por una mujer. Me sorprendió en parte, pues no podía imaginarme que una película tan dura y violenta la pudiera dirigir una mujer, pero mira... Por otra parte, no me sorprendió pues tanta naturalidad en las interpretaciones suele ser indicativo de que hay una persona detrás que está dirigiendo con mucha sensibilidad y buen ojo para manejar emociones, algo que una mujer suele cumplir con gran nota.

Decididamente es una película de denuncia social contra la América de los "rednecks" profundamente católica y conservadora, amén de la pobreza y falta de recursos sociales que fomenta el "sálvese quien pueda" y la violencia sistemática... La transexualidad es sólo una excusa, pero que viene muy bien para visualizarla y crear conciencia también de su existencia.

Película de obligado visionado, aunque obligado es también verla con suficiente madurez o, como mínimo, acompañado por una persona equipada con ella, pues así lo requiere la crudeza de las imágenes finales.