La película es mala, no mala de llorar, sino mala de “ay qué tufo no sé quién se está ventilando a costa de mis sufridas napias”. A ver, en primera, los actores tienen prisa, los personajes tienen prisa. Hay prisa, mucha prisa. Y todos sabemos que si en un drama hay prisa es que el realizador se toma la peli a risa. Prisa para casar a las nenas, prisa entre escena y escena, prisa para poner otra escena de la Kyra esta, poniendo morritos (que ya me parece que tiene el mismo trastorno morrítico que nuestra encumbrada Maribel Verdú) Hay tanta prisa que los diálogos no suenan a tales, suenan a “suelto mi monólogo y luego tú, hala, rapidito que me caduca el vale de cafetería y hoy tocan birras”, todo en el mismo tono, que si ya de por sí suena aburrido oíganlo con los fantásticos doblajes españoles, gracias a los que no te enterarás de nada porque no tendrás ni siquiera interés de enterarte....Luego la bendita prisa, porque aunque representamos la época de la regencia inglesa, rodamos en los Unaited Estates y tiene que ser destacable que hay mucha PRISA, entre la guasa de las chicas, la mala actuación, los trajes que recuerdan disfraces mal hechos (el de Darcy, por ejemplo, que no tiene ni forro), esas casas y esas estatuas griegas (¿en serio se leyeron el libro o usaron las páginas para fumárselo directamente? Es que es me da, eh, me da el josconcio de la risa, tía Felisa. En fin, que es una pena que tengan que poner a estos actores tan malos en una obra “con fama de seria”, vamos que la próxima vez podrían fichar a Belén Esteban para que haga de Juana de Arco, digo yo para darle seriedad al personaje, y a Plácido Domingo pedirle que cante el repertorio de Luis Aguilé, que Mozart como que es anticuado y está muy visto, ¿no?. Puestos a hacerlo todo mal y al revés, pues hagámoslo de una vez, con todas las letras, sin orgullo y sin prejuicio que uno tiene un par para ponerse a lo que sea. Hala.