Para Nick el mundo lo mueve el dinero, el afecto es condicional a esto, nunca incondicional, del mismo modo que levantarse por las mañanas le cuesta cada vez más, también está difícil eso de encontrar un buen trabajo. Muy difícil. Sobre todo si eres un vago. Ya no digamos un criminal. El oficio está cada vez peor, los compinches son delatores, mamá ya se ha hartado de su gandulería, la policía no siempre coopera o se deja extorsionar. Para tener la gran vida se necesita dinero, mucho dinero. Nick sabe cómo puede conseguirlo, pero ¿lo dejarán en paz los dolores de cabeza?
Peggy es una muchacha de clase trabajadora, cuyo entorno le mueve a que consiga dinero. En esos entornos tendrás suerte si puedes vivir sin pensar en el mañana, hay que pensar en el futuro, ganar dinero fácil es una seguridad a la que pocos se resisten. Su oficio le da para vivir, está en casa de sus padres pero ella sabe que tendrá que marcharse cuanto antes mejor, que su situación cambiará pronto, tiene que ocurrir algo, ¿alguna vez podrá deshacerse de esa sensación de estar sola en la multitud?
Cuando ambos se encuentran, no hay flechazo,a Nick no le gusta Peggy,y a ella le gusta menos él, huye de él en la piscina (le da motivos), cuando él la aborda ella frunce el ceño automáticamente, cuando la interroga ella pone los ojos en blanco, se sienta en sus piernas y juega a ser la femme fatal desenfocada sin mucha convicción, al final en cuanto ella tiene la pistola le endilga dos tiros, no es que él se haga querer pero lo de ella no tiene pase...ufff,...no hay manera, sin embargo, una chispa es capaz de prender, porque él tiene que esconder el dinero que ha robado, tiene que hacer desaparecer su rastro delator, ese dinero por el que todo el mundo mataría, aunque nadie lo admitiese, aunque todo el mundo condene a Nick y aunque todo el mundo hable de valores caducos y añosos que ya no ponen un plato de comida en ningún hogar.
Es dinero manchado de sangre. Lo llama amor todo el mundo.