Joseph Gordon-Levitt (Adam) logra una interpretación convincente del personaje principal, y Seth Rogen, me convence a pesar de los prejuicios que le tenía por algunas películas previas. Anna Kendrick (la psicóloga) genera un personaje que dado su breve desarrollo en la película no llega a convencer, además de alimentar la estereotipia del psicólogo que se involucra con su paciente. Aunque ya la ví hace algún tiempo, para mí hay una escena que representa lo interesante que encontré en el film; Adam se encuentra en el departamento de su amigo Kyle, y encuentra en el baño un libro de autoayuda para amigos de personas con cáncer. Allí Adam comprende que lo que supone que es su enfermedad, es una entidad más amplia que afecta a todas las personas con las que se relaciona. El papel que interpreta Bryce Dallas Howard (Rachael) es fácilmente odiable lo que supone una elaboración muy poco compleja de un personaje clave, pero esto no debe sorprendernos en Hollywood donde los malos generalmente son muy malos y los buenos son buenísimos. Los cien minutos que dura me parecen bien invertidos.