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España España · Madrid
Voto de Pedro:
9
Drama Walt Kowalski (Clint Eastwood), un veterano de la guerra de Corea (1950-1953), es un obrero jubilado del sector del automóvil que ha enviudado recientemente. Su máxima pasión es cuidar de su más preciado tesoro: un coche Gran Torino de 1972. Es un hombre inflexible y cascarrabias, al que le cuesta trabajo asimilar los cambios que se producen a su alrededor, especialmente la llegada de multitud de inmigrantes asiáticos a su barrio. Sin ... [+]
8 de marzo de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Walt Kowalski se para frente a la casa. En el interior aguardan cinco revólveres dispuestos a todo. La noche arruga más si cabe su rostro mientras, impertérrito, frunce el ceño a cara de perro conminando a los de dentro a dar la suya. La vivienda podría ser cualquier rancho de un pueblo perdido de Arizona, Colorado o Nuevo México; los tipos unos forajidos sin escrúpulos; y Kowalski el mismo pistolero duro que tantas veces ha encarnado con convicción su intérprete. Sin embargo, se trata de un anciano en pleno siglo XXI a la puerta de una casa de una barriada de Michigan donde se reúnen unos pandilleros.

"Gran Torino" bebe del western que vio nacer a su director y protagonista como actor hace más de cuarenta años a las órdenes de Sergio Leone en títulos como "Por un puñado de dólares", "La muerte tenía un precio" o "El bueno, el feo y el malo", y que luego le sirvieron de pauta para adentrarse él mismo con éxito en la realización de otros trabajos en ese género. Ahora, Eastwood quiere despedirse con su última aparición delante de la cámara -no detrás, donde esperemos que esté un tiempo aún- como cuando llegó: dándonos una secuencia al más puro estilo de un duelo del Far West. Ese misterioso y solitario personaje del pistolero dice adiós así tras haber visto pasar el tiempo hasta encontrarse senil pero conservando sus valores; y lo hace con un enfrentamiento final brillante, actualizado al mundo contemporáneo, cuyo resultado no es el que el William Munny de "Sin perdón" hubiera esperado, pero a la vez tan inevitable como impregnado de buena dosis de sorpresa y fuerza dramática.

Poco se puede decir de los aspectos técnicos de la película cuando se trata de un director de sobra conocido que ha sabido ganarse el beneplácito de la crítica y del público en gran medida por ello. Una vez más, es un placer degustar una ambientación, planificación de secuencias, composición de planos, banda sonora, montaje y narración sin tacha alguna, con especial mención a la fotografía del también veterano y compañero de andanzas cinematográficas Tom Stern: "El intercambio", "Cartas desde Iwo Jima", "Banderas de nuestros padres", "Mystic River", "Million dolar baby".

Así que el viejo polaco que ve cómo el mundo ha cambiado a su alrededor, a pesar de sus prejuicios y su desilusión, de su eterno mal humor, de la losa de su pasado, su soledad sólo satisfecha por un Ford Gran Torino de los años setenta, su sarcasmo y sus escupitajos llenos de rabia al suelo, se encuentra finalmente allí, frente a una casa cualquiera de un barrio de Michigan dispuesto a dar lo máximo que puede dar alguien por el futuro de unos semejantes que le han devuelto la ilusión. Y esto no es Arizona, Colorado o Nuevo México; no tiene un Winchester 73 en la silla del caballo o un Colt 45 en el cinto... Walt suele apuntar a quien ve como una amenaza gesticulando con la mano la forma de una pistola y simulando disparar: "Bang, bang, bang". No esperen a ver quién desenfunda primero. ¿O sí?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro
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