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España España · Albacete
Voto de Juan Pablo:
6
Drama Starr Carter oscila constantemente entre dos mundos: el barrio pobre, en su mayoría afroamericano, donde vive, y la escuela preparatoria rica, en su mayoría blanca, a la que asiste. Este equilibrio incómodo entre esos mundos se hace añicos cuando Starr es testigo de la muerte de su amigo de la infancia, Khalil, a manos de un oficial de policía. Ante las presiones de la comunidad, Starr deberá encontrar su voz y defender lo que cree que es correcto. (FILMAFFINITY) [+]
20 de noviembre de 2018
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El racismo en Estados Unidos sigue siendo a día de hoy asunto de la máxima actualidad. La nación que promulgó la primera constitución del mundo a finales del siglo XVIII, estando aún vigente salvo retoques de más o menos importancia, enmiendas siguiendo la terminología del derecho, con una ejemplar separación de poderes y una libertad de prensa a prueba de bombas y del actual inquilino de la casa blanca; vio la luz bajo un estricto régimen esclavista.

Tras la guerra civil y el posterior intento fallido de otorgar a la población afroamericana de plenos derechos, conocido como reconstrucción, no fue hasta la década de los sesenta cuando, tras la promulgación de la ley de los derechos civiles, se concedió a la gente de color de plena ciudadanía.

Eso en teoría, la práctica del día a día parece muy diferente. Es ahí donde se centra la película, en el racismo y la discriminación implícitas en la sociedad norteamericana. Una joven negra lleva una vida entre dos aguas. Por un lado el degradado barrio en el que vive y por otro el colegio elitista al que su familia le matricula para proporcionarle un futuro mejor.

El ser testigo de la muerte de un amigo de la infancia, también negro, a manos de un policía blanco, estando el primero desarmado, inicia en la joven una toma de conciencia, que la empuja hacia un activismo en el que no faltaran las contradicciones y los enfrentamientos con su entorno más cercano.

La forma de contar la brutalidad policial, la enorme desigualdad del país más rico del planeta, cebándose en minorías, con índices de delincuencia que sobrepasan con creces la media y unas expectativas paupérrimas, no me resultan particularmente atractivas. Es un asunto muy manido, ha sido expuesto muchas veces en el cine. Hay que ser muy creativo para sorprender acá.

Se le puede acusar a la directora de ser lineal en demasía, de abrumar al espectador con su visión de las cosas, de falta de complejidad en el discurso que transmite, sin esos contrasentidos que hacen reflexionar una vez acabada la obra. O quizá no, viendo el auge de grupos supremacistas blancos desde la llegada de Donald Trump a la presidencia.
Juan Pablo
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