Que Luis Tosar es un magnífico actor lo doy ya por hecho, pero que llegara a superar la actuación de Malamadre...lo hacía difícil. Y aquí lo logra con creces. Vayamos por partes.

Una cosa es hablar del personaje que interpreta, César el conserje y otra muy diferente es la historia que vemos en pantalla. Valoremos cada cosa en su justa medida. Me encantan este tipo de pelis porque desde un principio sabes a lo que te expones, sabes de que va y lo que te puede ofrecer, no esperas un desarrollo sorprendente ni un miedo espectacular, porque es simplemente un hombre, no un espíritu. No es un thriller habitual, es algo más como psicológico, a ver quien puede más con el otro, a base de martillar tu vida, tu conciencia, la gente que te rodea. Te llega a crear hasta una falta de confianza en ti mismo con todos esos cambios sin un origen lógico. Nos encontramos a un conserje la mar de profesional, educado, correcto, servicial, cumplidor, siempre al servicio de los vecinos. Pero obsesionado con una vecina, Clara. Tiene las llaves de todas las viviendas y conoce...todo sobre sus vidas. Esa es su arma secreta. Por un lado pongo cara de preocupación por sus vecinos y por la otra invado tu intimidad más secreta.

Desde el principio vemos que no es trigo limpio, su mirada, sus pensamientos, sus enfrentamientos con el argentino, parece que se maneja bien así. Su desprecio hacia la vecina que le deja la tarta, echándosela a los perros deja esto bien manifiesto. Todo lo que acontece en la habitación de Clara la verdad es que es menos creíble que ver euros de madera, aunque en pantalla quede batante resultón. El personaje de la niña, en lugar de engrandecer la peli, lo que hace es restarle méritos. Por un lado te presentan a un tipo meticuloso, inteligente y con todo bajo control y de repente una mocosa lo chantajea. La amenaza que le hace a la niña más adelante va mejor con el comportamiento perturbado de César. Muy buena la jugada del móvil, algo que se le escapaba a su conocimiento lo de ser seguido a través de un teléfono de tarjeta, pero muy hábilmente desvía la atención hacia otra parte.

Me ha encantado como apriori se ve que lo tiene todo bajo control y de repente la aparición del novio de Clara, lo saca de sus casillas y se vuelve un ser incontrolable y alocado, dejando ver en pantalla que en cualquier instante lo pillarán por sus fechorías. Hay escenas de mucha tensión como la que está en la ducha y ella lavándose los dientes o cuando Clara está con su novio en la cocina y él psando de allá para acá.

El desenlace el cual no voy a desvelar por aquí es muy de pervertido total, quizás no lo calculó así, pero sabía que existía la posibilidad, pero esperar el tiempo suficiente, cuando la herida estaba olvidada y no solo volver a abrirla, sino meter el dedo con toda la intención del mundo, deja perfectamente claro es ser despeciable con el que se encontró Clara por desgracia.