Sin dudas uno de los mejores thrillers de la década de los 90. Solo hay que mirar que un año después de ser estrenada se llevó las 5 estatuillas más importantes. Arrasó en la entrega de los oscars.

Jonathan Demme consigue algo grandioso, mostrarnos algo que al principio parece muy común, darle un caso a una inexperta futura agente del FBI y conseguir que la historia comience a atraparte de forma sorprendente. El elenco de actores principales es un acierto total. La interpretación de Anthony Hopkins es para mostrarse en escuelas de interpretación, como se come la pantalla con su presencia, con su mirada, con su voz...es el alma de ésta historia sin discusión alguna. Y fue una suerte que gente como Jack Nicholson, Robert Duvall o Jeremy Irons rechazaran el papel...el destino se lo tenía reservado. Con Jodie Foster ocurrió algo parecido, actrices consagradas estaban por delante de ella, a pesar de ya poseer una nominación y un oscar en su filmografía. Michelle Pfeiffer o Emma Thompson fueron algunas. El feeling entre los dos se capta desde la primera escena juntos en la visita a la prisión. Es más, me atrevería a decir que de las cosas más destacables de la cinta son precisamente esas conversaciones entre la pareja protagonista. Foster representa el intelecto, la frialdad, el saber estar y no alterarse ante la situación tan adversa. Hopkins el terror, el miedo, la presencia del mal.

Hay escenas realmente increíbles que no se te irán de la mente jamás. La del ataque a los dos policías en la celda preparada es una maravilla, aún conociendo la escena, las pulsaciones las tenía altísimas al acabar. Eso es el poder del cine.

En mi opinión personal, la mejor con diferencia de la trilogía. Hecho particular que evitó la participación de Jodie Foster en la continuación.