Después de leer el argumento sabía a lo que me exponía y aún así me atreví a verla. Lo dicho, no es nada del otro mundo, es más, esto lo hemos visto miles de veces pero de forma diferente. Una amiga, una vecina, una compañera de piso. Aquí lo situamos en la universidad, con lo cual tienes un abánico más amplio de posibilidades. Más personas, juventud, riesgo, locura, desenfreno, sexo, alcohol, drogas. Motivos suficientes para distraer la atención de cualquier cosa fuera de lo normal.

Lo bueno es que las caras no son conocidas, con lo cual no intentas recordar donde ha trabajado antes o comparar anteriores papeles, te centras en la historia y en sus personajes. Desde un principio me llamó la atención que estos personajes suelen entrar en pantalla con algo que los identifica claramente como el malo o la mala de turno. Pero la protagonista de la historia, tiene una pinta de niña buena que me confundió, aún sabiendo lo que me iba a encontrar posteriormente. Eso me gustó.

El desarrollo es un poco forzado, en particular con las primeras amigas de la compañera de piso. Eso de llegar e invitarte a la fiesta más popular siendo igual de guapa que las demás...no nos cuela. ¿No conocéis la envidia entre las féminas? Pues eso mismo. Después el guión se vuelve un poco cansino y tópico en mostrarnos por activa y por pasiva que la chica es mala, malota y puede hacer de todos y a todos. Ya una vez que la cosa se pasa de madre, por lo menos en mi opinión, pierde todo el interés de credibilidad y ya me hace bajar el pistón de prestarle mis cinco sentidos. Una historia puede rayar lo asombroso y mantenerte atento a la pantalla, pero cuando pasa al lado fantástico...me deja de interesar.

Y como toda peli de este tipo, comienzas a imaginar en que momento y como acabarán con la niña mezcla de la huérfana y Belén Esteban.

Para pasar el rato, no es tan mala como la pone la crítica.