Aquellos a quienes sigan las historias de la escritora Mary Higgins Clark, el protagonista de esta historia les recordará a la detective aficionada de sus novelas, aquella que una vez retirada de su trabajo gracias a un cuantioso premio de la lotería, se dedica a investigar casos allá donde va.

La cena de los acusados parece escrita por la escritora americana, pero en este caso el investigador es un hombre. Un famoso inventor desaparece justo poco tiempo antes de la boda de su hija y esto levanta sospechas entre sus seres más cercanos. Pero era un hombre tan extraño que son muchos los que lo desean desaparecido. Por suerte un detective retirado y su bella esposa quien lo insta a coger el caso, se pondrá manos en el asunto para dar con el paradero desconocido de desafortunado.

El éxito de esta película en mi opinión se basa en el matrimonio, ellos forman una pareja muy sólida en pantalla, los cuales son capaces de mantenerla entretenida con sus diálogos y sus comportamientos con el resto del reparto y mantener esa intriga por no saber quien puede ser el principal o principales sospechosos del asunto. Un acierto total.

A pesar de no ser muy larga, apenas llega a la hora y media, se te pasa muy rápido por lo rápido de los acontecimientos durante la proyección, sin darte tiempo a aburrirte ni a divagar con ideas o conjuras. A mi me ha resultado más graciosa que intrigante, lo debo reconocer, aún así la recomiendo.