Parece mentira que hayan pasado más de 20 años desde que fui al cine a ver esta estupenda película. Con unos temas muy peliagudos, el sida y la homosexualidad. Recuerdo que poco más de un año antes había saltado la noticia de que Magic Johnson era portador de dicha enfermedad, y la gente le puso más énfasis a ella. La muerte de Freddie Mercury influyó también bastante.

No era una enfermedad nueva, pero si poco conocida, incluso como se menciona en la historia del film, no sabían ni como se transmitía, ni si era contagiosa o no. Desconocimiento total. Y es precisamente este arma el que utiliza Jonathan Demme para hacer fuerte el argumento. Un enfermo de Sida, un abogado con muchos prejuicios y un cambio de actitud hacia la homosexualidad.

Todo está perfectamente estructurado, la presentación de los personajes principales, el problema, los prejuicios, la comprensión del cliente, la decisión de aceptar el caso, el conocimiento de la enfermedad y de su cliente y por último el desenlace con el juicio. Rodar en Philadelphia es una maravilla, una ciudad encantadora, donde al comienzo con la canción de Bruce S. ganadora del Oscar en la edición de 1993 nos enseña la parte bonita y la fea de la ciudad, nos da un viaje gratuito sobre los agraciados y los desgraciados habitantes de allí. En cuanto a las actuaciones, el dúo protagonista está sobresaliente, Denzel está magistral, soberbio en un papel que le viene perfecto, para esas pausas tan particulares en su persona y en su interpretaciones más sobresalientes. Y que voy a decir de Hanks, independientemente de su oscar, solo el desgaste físico al que se sometió para hacer más creíble el papel, es merecedor de un premio de la academia.

Sin duda, una de las películas más interesantes sobre el tema tratado.