Uffff, qué recuerdos de infancia me ha traído ésta película del genial Jerry Lewis. Recuerdo habérmelo pasado muy bien y en estos días, la he vuelto a disfrutar como antaño.

Me gustan las comedias antiguas, pero las que tienen una gran historia detrás y ésta la tiene. Es la típica historia de madre posesiva y programadora de la vida de su hija y mucho más cuando es muy poderosa económicamente, o muy rica, elijan ustedes mismos. Si a esto le sumamos, que el futuro pretendiente no es ni el más guapo, ni el más listo, ni el más normal, pues todo se complica mucho más.

Pero como las hijas son cabezotas cuanto más en contra te pones, la madre usa el plan B, contratar al posible yerno en sus grandes almacenes y hablar con el encargado general para que le encomiende los peores trabajos, con el único fin de que se canse y abandone a su hija. Mientras tanto, ella no le comenta al pretendiente que es la hija de los dueños.

El paso por los diferentes departamentos de ventas de los almacenes, dará pie a miles de vivencias a la cual más graciosa, con la gran variedad de gestos y caras del gran Jerry Lewis. La escena con la luchadora, la de la imitación de la máquina de escribir o la aspiradora, son simplemente geniales.

Una gran comedia, que no pierde con el tiempo.