Lo primero que vislumbras al ver la portada de la película es que se trata de una comedia, esto es evidente, pero cuando te sientas, te relajas y le das al play...descubres muchas cosas más.

Pequeña Miss Sunshine es una road movie del cine independiente cuyo guión estuvo bastante tiempo pasando de mano en mano, siendo modificado una y otra vez, hasta que regresó de nuevo a su creador y fue llevada al cine, con una pequeña inversión de 8 millones de dólares, pudo recaudar a nivel mundial, más de 100 millones. Una auténtica sorpresa para los espectadores y para el bolsillo de su inversor.

Si nos centramos en la historia en si, tenemos muchas cuestiones para pasarlo bien. El simple hecho de ser una road movie, da para muchas vivencias, anécdotas y situaciones a la cual más divertida o disparatada. Pero si a esto le sumamos unos personajes bien definidos y diferenciados, un abuelo drogadicto y mal hablado, un padre que vende éxito y cosecha fracasos, un tío que solo piensa en el suicidio después de un desengaño amoroso, un adolescente que ha dejado de hablar y odia a todo el mundo, una madre que se las ingenia por ser ese pegamento que consiga no separar definitivamente a la familia. Y por último, una niña amante de los concursos de belleza, con menos posibilidades que el Cádiz de ganar la Champions y con la peculiaridad de llegar tarde al reparto de belleza cuando llegó a este mundo, tenemos al completo un equipo preparado y diseñado para hacer estallar una bomba de risas.

Sin duda fue un acierto hacer el viaje en esa furgoneta casi destartalada y aprovecharse de ese viaje para vivir la aventura, si llegan a viajar en avión, os aseguro que la película cambia totalmente. Es tan importante la furgoneta en Pequeña Miss Sunshine que diría que es un personaje más de la trama y ya veréis a que me refiero.

Me ha encantado el reparto, la naturalidad de entonces una joven Abigail Breslin, el desasosiego de Steve Carell, el saber estar de Toni Collette, el papel de "cuñado" de Greg Kinnear, la mala leche de Alan Arkin, la frialdad de Paul Dano y para guinda del pastel, los cameos de dos actores que se harían archiconocidos con la famosa serie Breaking Bad, Dean Norris y Bryan Cranston.

Advierto que no sólo habrá lugar para las risas, ni mucho menos. Hay momentos muy sensibles, donde te olvidas por un instante que se trata de una comedia. Lo dejo en la zona spoiler.

En resumen, una sorpresa muy positiva que nos sorprendió en el año 2006.