Son muchas las películas que encontramos con este perfil. Todo ocurre durante uno o dos días y los hechos son muy predecibles con un final más que esperado.

Tim Story no arriesga mucho la verdad, un producto de rápido consumo, efectos especiales, situaciones ridículas para sacar unas sonrisas y pasar un buen rato y poco más. El peso de la película cae sobre el gran Kevin Hart, un actor dotado para la comedia sin tener que abusar de los gestos faciales, ni de una verborrea innecesaria. Por otro lado está su antagonista, su futuro cuñado Ice Cube, quien pone la cara de mala leche en el papel de poli malo que protege a su hermana de un futuro esposo desastre.

Las situaciones son las que salvan la historia de un nivel plano, la reunión de los motoristas, el loco del mercado, la discoteca, todo es muy ameno y divertido y hace que la película transcurra de forma rápida y sin complicaciones.

Algo para consumir en este verano sin muchas exigencias.