Steven Soderbergh ha demostrado a lo largo de los años contar con un talento descomunal para contar historias, para atrapar al espectador desde los primeros minutos y mantenerlo en tensión, hasta bien avanzada la película. Y aquí no iba a ser menos.

Efectos secundarios es engañosa, muy engañosa, pero muy entretenida. Te lleva de la mano por un mundo muy interesante y a la vez desconocido para la mayoría de los mortales, las grandes compañías farmacéuticas, las cuales ingresan anualmente, millones y millones de euros cada mes. Un fármaco, una mujer bajo sus efectos, una muerte, todo junto dará pie a una trama que parece sencilla a primeras luces, pero que tiene más oscuros que claros.

Cuando todo te hace creer que nos vamos a enredar en una historia de denuncias, juicios e indemnizaciones, nada más lejos de la realidad, nos toparemos con un thriller bien ambientado, que cuenta con un reparto espectacular, quizás de algunos esperaba más minutos en pantalla. Jude Law está genial, carga con la mayor parte de la carga interpretativa y emocional de la película y también Rooney Mara, quién entró en el papel a última hora.

Creo sinceramente que lo que no termina de convencer, ni a mi, ni a varios amigos con los cuales he compartido crítica, es el desenlace. Está bien que nos intente sorprender el director, incluso le paso los bruscos giros argumentales, pero que no sea claro en la presentación y deje al espectador tan confundido, como que no.

Aún así, entretenido thriller una vez más, de un director muy competente.