En el año 93 cuando no eran muy conocidos, compré un husky siberiano en Estados Unidos, una preciosidad, se me quedó campeón como mejor cachorro de raza en la exposición internacional de Las Palmas de Gran Canaria, lo curioso fue que antes de tenerlo, me había pensado mucho que nombre le pondría, y estaba decidido a ponerle Balto, pero un buen amigo, David, me convenció y al final le acabé poniendo Kazán. Muchas gracias David.

¿Qué tiene que ver esta anécdota personal con la película? Pues que habría estado dando publicidad al nombre de un perro que en verdad no tuvo que haber pasado a la historia, porque incluso para el trabajo para el que fue encomendado, dejaba mucho que desear.

Togo es la historia real del verdadero perro guía protagonista, el que guió por un camino infernal y bajo unas condiciones climatológicas adversas a su dueño al encuentro de lo que más tarde se conoció como la carrera del suero de Nome. Un viaje de más de 700 millas con un perro que ya rozaba la edad de jubilación y el cual nació para ser un líder. El argumento nos relata los acontecimientos que rodearon esta situación y se amplia con ayuda de los flash-backs para contarnos la vida del perro desde que nació hasta el momento que narra la película.

He visto más películas sobre trineos y perros, y como he tenido dos a lo largo de mi vida, las disfruto una barbaridad. La fotografía es impresionante, las localizaciones son perfectas, la colocación de las cámaras en cada plano para disfrutar del rodaje en exteriores es una delicia, un auténtico privilegio de la naturaleza. Willem Dafoe está correcto, quizás yo habría escogido a otro actor con más carisma para el papel, Kevin Costner o Bruce Willis, pero no lo hace nada mal.



Y ahora la pregunta determinante, ¿por qué pasó Balto a la historia si fue Togo quien realizó la hazaña? En la zona spoiler la respuesta.