Director de obras maestras modernas tales como ‘Alien’ y Blade Runner’ regresó al espacio para dirigir una película que apela al realismo de una situación imposible, tal como sucedía en ‘Gravity’, film con el que ‘The Martian’ tiene ciertas conexiones.

Una misión en el llamado planeta rojo es interrumpida por una intempestiva tormenta de arena, entre el caos ante el inesperado abandono de la misión, el astronauta Mark Watney es abandonado allí al creerlo muerto, por lo que deberá ingeniárselas para sobrevivir en la soledad y a millones de kilómetros de distancias.

Siendo botánico, Watney consigue cultivar papas con los medios que dispone, y con ello sobrevivir a la espera de un posible rescate, mientras la tripulación de su misión viaja de regreso sin saber que él sigue vivo y en la Tierra se debate la viabilidad del rescate.

A diferencia de Kormakuar que en ‘Everest’ decidió abandonar a sus personajes ante la terrible montaña en pos de lograr momentos sensibleros con sus familiares, Ridley Scott se centrará en la cotidianeidad de su personaje, inteligente y siempre sereno, que consigue adaptarse a las inapropiadas condiciones para su supervivencia alternando con momentos logrados de los científicos de la NASA resolviendo la mejor opción para rescatarle.

Scott también le huye a la complejidad vacía de películas espaciales como ‘Interstellar’, confiando en su estrella, un Matt Damon que logra cargarse al hombro el total de la acción en soledad, y a pesar de que su personaje carece de ciertos matices pues abusa de un optimismo que raya en lo arbitrario, la inteligencia y carisma de su personaje lo convierten en el pilar sobre lo que se sostiene el relato.

La nueva película de Ridley Scott se acerca a la grandeza de algunas de sus obras, apoyado en un consistente guión de Drew Goddard y un solvente reparto que da el atinado soporte a Damon, encabezado por la siempre cumplidora Jessica Chastain, Michael Peña en el mejor momento de su carrera, Chiwetel Ejiofor, Sean Bean y dos actores cómicos que cumplen con creces fuera de ese registro, Jeff Daniels y Kristen Wiig.

Apelando al más elemental clasicismo, Scottt se aleja de metáforas y alegorías y hace avanzar su relato en base a precisos momentos y situaciones de su personaje, sin detenerse en inoportunas reflexiones para dar forma a un film lo mismo inteligente que entretenido.

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