El director de películas como ‘Shakespeare apasionado’ y ‘El exótico Hotel Marigold’ presenta un thriller político que busca desenmascarar la corrupción y malas prácticas en las altas esferas políticas.

La historia se centra en un solo personaje, Elizabeth Sloane (Jessica Chastain), una ejecutiva elegante, pero sin escrúpulos, fría y calculadora que debe enfrentar un juicio ante un subcomité del Senado que la investiga por faltas al código de ética en su trabajo como cabildera o lobista.

La película recurre a flashbacks para contarnos quien es esa mujer y cómo fue que llegó hasta ahí, así la vemos renunciar a una gran firma para irse a una más pequeña donde tendrá que hacerles frente a sus ex empleadores, buscando derogar una enmienda de la Constitución que le permite casi a cualquier persona adquirir un arma, pero valiéndose de cualquier medio, así como también muestra apenas algunos breves repasos de la escasa vida personal de Sloane.

La película de Madden es indudablemente entretenida, articulada alrededor de la figura de Chastain, quien es el centro gravitacional de un relato que, aunque extenso en su duración y con un exceso de diálogos, consigue ser un filme entretenido.

Además, la gran presencia de una actriz como Chastain contribuye a mantener el interés en el filme, a pesar de que, conforme va avanzando la historia, vemos como el trazo de los personajes tan unidimensional se resiente en el relato, lo que es una pena sobre todo en cuanto al principal, donde quedan muchas cosas por contar.

Pero al llegar al último tramo del relato, este no se sostiene en el mismo nivel ante un guión al que cada vez se le ven más los hilos, mostrando como cada personaje y situación han sido colocados en función de colaborar a llegar a un final de gran impacto, restándole coherencia a lo que se venía narrando.


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