La más reciente película de los prestigiosos hermanos Dardenne, Jean-Pierre y Luc, se mueve en los mismos temas y mismas formas de sus películas anteriores, lo que ha cambiado es que ahora suman nombres y rostros muy conocidos a sus repartos.

Ahora la protagonista es Adèle Haenel, quien interpreta a Jenny Davin, una doctora de un centro de salud que, además está a punto de sustituir a un médico lo que significará para ella un ascenso en su carrera, una noche después del horario de cierre del consultorio una chica llama a la puerta y ella decide no atenderla.

Al día siguiente Jenny se entera que la chica ha aparecido muerta en circunstancias sospechosas y sin poder ser identificada, a Jenny la culpa la aqueja y se propone investigar el nombre de la fallecida con la intención de darle una digna sepultura, sin importar que a cada paso que da se mete en un problema mayor.

Con los recursos ya conocidos de su cine, que incluyen magistrales planos secuencias, los Dardenne cuentan a su manera la búsqueda de Jenny, en un relato que deriva en un thriller que no abandona el tono de realismo que caracteriza el cine de los hermanos belgas.

Alejados de los tópicos del cine norteamericano, la película avanza sin la necesidad de crear una tensión asfixiante, si bien existe ésta no se subraya y mantiene a su personaje en situaciones donde se la ve cada vez más comprometida, sin llegar a descuidar sus actividades cotidianas.

Si bien la película se siente con menos fuerza respecto a títulos como ‘Rosetta’ o ‘El hijo’, mantiene el nivel de calidad de los Dardenne, conteniendo sus implicaciones sociales y su particular estilo que ya ha creado escuela.


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