Cuando pensábamos que el found footage había dejado de ser novedoso y que hasta era un recurso narrativamente agotado, aparece una película mexicana de bajo perfil que demuestra que aún quedan cosas por decir en el subgénero.

La película inicia con una grabación en audio de lo que fue un caso real de un ritual de un exorcismo judío, que sirve como un acertado prólogo para la historia de un grupo de jóvenes que se adentrarán en lo que queda de unos viejos baños en la Ciudad de México para realizar su tesis que consiste en demostrar que existen lo fenómenos paranormales, o bien, para demostrar lo contrario.

El primero de los aciertos de la película es la absoluta naturalidad de sus protagonistas y la real camaradería que entre ellos se gesta, lo que ayuda a rápidamente lograr un clima de real opresión cuando cada uno de ellos se enfrenta sólo con su cámara a los inabarcables espacios de la locación, que es otra de las virtudes del film.

Cohen sabe sacarle provecho a cada uno de los pasillos y habitaciones de los viejos baños y hace que sus actores los recorran y registren de manera que el espectador tenga pleno conocimiento de la geografía del lugar, lo que facilita para transmitir el sentimiento de angustia que ellos sienten al transitarlos, además que la decisión de mantener fuera de campo al ente o fantasma o demonio que ahí reside es otro de sus aciertos.

Si bien la película llega cuando el found footage parece haber ya cansado al público que parece haber mermado sus expectativas frente a este tipo de películas, ‘Perdidos’ resulta un film estimulante aún y cuando no es una película novedosa, pero si una bien ejecutada y sobre todo efectiva.

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