La tercera película del director británico Eran Creewy es un thriller de acción con dos jóvenes figuras actuales del cine como Felicity Jones y Nicholas Hoult, soportados por dos grandes figuras como Anthony Hopkins y Ben Kingsley, brutalmente desaprovechados.

La acción sucede en Alemania, donde dos jóvenes norteamericanos que viven allá se conocen en un bar, él es Casey (Hoult), un experto en robar automóviles y ella es Juliette (Jones), una chica que llegó por estudios y decidió quedarse.

La pareja termina por enamorarse, él decide abandonar sus actividades delictivas y consigue un empleo más normal y modesto, hasta que descubre que su chica está enferma y ante la necesidad de dinero, deberá hacer un trabajo para su ex patrón (Kingsley) que no saldrá como lo planearon.

La película carece de una base argumental y se centra en las persecuciones que, si bien algunas son filmadas de manera efectiva, no presenta nada nuevo dentro de las películas de acción.

Toda situación acontecida dentro de la historia es mera comparsa para llegar a las escenas de acción, por lo que los personajes y su relación de amor carecen de contenido, teniendo los mejores momentos en los mínimos minutos en que aparecen a cuadro Kingsley y sobre todo Anthony Hopkins.

La película además se reserva una vuelta de tuerca en su argumento cerca del final completamente fuera de lógica y un verosímil quebrantado que termina por sepultar un filme bastante ordinario.


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