The Broken Circle Breakdown es una de esas películas que parecerían hechas ex profeso para recibir premios.

La película cuenta la historia de amor entre Elise y Didier, ella tiene una tienda de tatuajes y el toca el banjo en una banda de música country, además tienen una hija con una enfermedad terminal.

Apoyándose en un montaje un tanto caprichoso, el relato va y vuelve en el tiempo armando la historia desde el momento en que se conocen y pasando por las diferentes etapas, pero arrancando desde el inicio con la hija enferma.

Y es ahí donde la película se recarga dramáticamente, y aunque muestra pasajes más livianos de la relación de la pareja o los momentos musicales, la abrumadora seguidilla de golpes bajos y momentos manipuladores terminan por corromper el relato. Los mismo sucede con la tirante situación de las diferencias religiosas entre ambos, demasiado subrayadas.

Van Groeningen se la juega a agradar a los jurados, principalmente los de la academia de los Oscar, jugada que le resultó bien al acumular más de una docena de nominaciones importantes y algunos cuantos premios alrededor del mundo.

Es verdad que la película regala momentos realmente agradables en su vertiente musical, los actos de la banda son realmente lindos y emocionantes, y es que es eso lo más interesante de una película que se olvida de lo hermoso de la narración cinematográfica en pos de arrancar lágrimas forzadas.