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Voto de p1471789:
8
16 de agosto de 2023
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Singular propuesta del gran Mankiewicz, que presenta algún descosido en el guión, pero que no por eso deja de ser una interesante película que combina Comedia e Intriga. La historia de un doctor cuyo pasado pretende ser investigado por el claustro, con un ayudante misterioso que le sigue a todas partes, y su historia de amor con una alumna, supuestamente embarazada, construyen un fresco enmarcado dentro de la Caza de Brujas.
El doctor Praetorius, que según reza en el prefacio está inspirado en alguien real, y no sabemos si dentro del ámbito de la medicina o de la política, por aquello del McCarthismo, rebosa humanidad y buenas maneras, además de ser un melómano empedernido que dirige la orquesta universitaria.
Cary Grant, como siempre, está soberbio. Jeanne Crain representa esa guapa maravillosa que nunca pasó al estrellato más alto, y que siempre cumple con su papel como un gregario de lujo, si se me permite el símil ciclista. El resto de los secundarios están absoluta y perfectamente encajados en sus papeles. Finlay Currie, ese Baltasar de Ben Hur, y ese Pedro de Quo Vadis, dibuja un personaje intrincado y extraño, alejado de sus interpretaciones bíbilicas, por lo cual resultará asombroso verle en este rol.
La música clásica que acompaña al filme le otorga un armazón sólido, y nos demuestra la vasta cultura del director, uno de los más grandes de Hollywood, del bueno, del dorado, del imperecedero, del inmortal.
El doctor Praetorius, que según reza en el prefacio está inspirado en alguien real, y no sabemos si dentro del ámbito de la medicina o de la política, por aquello del McCarthismo, rebosa humanidad y buenas maneras, además de ser un melómano empedernido que dirige la orquesta universitaria.
Cary Grant, como siempre, está soberbio. Jeanne Crain representa esa guapa maravillosa que nunca pasó al estrellato más alto, y que siempre cumple con su papel como un gregario de lujo, si se me permite el símil ciclista. El resto de los secundarios están absoluta y perfectamente encajados en sus papeles. Finlay Currie, ese Baltasar de Ben Hur, y ese Pedro de Quo Vadis, dibuja un personaje intrincado y extraño, alejado de sus interpretaciones bíbilicas, por lo cual resultará asombroso verle en este rol.
La música clásica que acompaña al filme le otorga un armazón sólido, y nos demuestra la vasta cultura del director, uno de los más grandes de Hollywood, del bueno, del dorado, del imperecedero, del inmortal.