Singular obra de Ciencia Ficción de los años cincuenta, que por su flojo nivel no desmerece en absoluto de lo que significa el cine. Agradable de ver, curiosa, demuestra la honestidad con la que directores y productores con muy pocos medios intentaban hacer obras decentes.
Con ciertos paralelismos con el conocido cine de Ed Wood, esta cinta no se permite los fallos técnicos del ilustre cineasta conocido como el peor de la historia.
Interpretaciones muy dignas, con una Patricia Laffan a la cabeza; magnética, hermosa, sexy y atractiva, plena de maldad espacial.
Hazel Court resulta tan inmensamente bella como siempre.