La película está bien. Es la típica en la que nada es lo que parece. Yo creo que a estas historias a veces intentan darle demasiadas vueltas y que si la hicieran más sencillas y se centraran más en no cometer errores de bulto, harían que el resultado final fuera mucho mejor. Tanta coincidencia y tanta sorpresa y "re-sorpresa" acaban por hacer todo más irreal y absurdo.

Eso sí, lo que no aguanto de esta película es el espantoso papel del protagonista. Mario Casas parece que no se ha aprendido los diálogos y parece estar leyéndolos. No gesticula, no siente. Y eso que este papel es un papel para lucirse. Una lástima.