Una de esas comedias "alocadas" de los 80s de referencia del gran John Hugues.
Ferris es un adolescente carismático y afortunado que suele salirse con la suya y que ha planeado un día de novillos para pasarlo con su novia Sloane y con su mejor amigo Cameron antes de graduarse y distanciarse inevitablemente.

Ferris rompe continuamente la cuarta pared para hacernos participes de su actitud y su particular filosofía.
Como con el conjunto del estado positivo del film, es simple, se pregunta que quiere y va a por ello, en contraposición a las actitudes negativas de Cameron, que sufre por la presión y se siente paralizado, sin saber realmente que quiere, o de Jeanie, su hermana, que se amarga centrándose en los demás en lugar de preocuparse por ella. Ferris es todo actitud positiva, como el film, sabe que lo que tenga que pasar pasará igualmente, así que hace el camino un poco más divertido mientras tanto.

Divertida, exagerada, algo delirante como en la escena del desfile, con inventiva (solo hay que ver el tinglado que tiene montado en su habitación) y con un reparto muy ochentero que ha quedado en el recuerdo, es un tipo de comedia que ya no se hace y vale la pena.

"La vida se mueve rápido. Si no te detienes y miras de vez en cuando, se te puede pasar."