Una serie que forma parte de mi infancia, recuerdo que cuando era pequeño la pusieron en TV3 y canal 33 reponiéndola constantemente y con un doblaje en catalán, que se esmeraba en las traducciones, contaba con voces con mucho carisma, cuidaba los detalles y en líneas generales estaba hecho con mucho mimo.

Su autor, Akira Toriyama, jamás pensó mientras dibujaba y escribía el manga que la historia llegaría a dar tanto de sí, que es por lo que la serie llega a cambiar tantísimo en sus diversas etapas. Personalmente me encantan sus diseños de personajes, tanto en sus series como en Dragon Quest.

Al principio, era un anime muy desenfadado, con mucho humor, incluso con algún momento picante y con muchas luchas y aventuras donde Son Goku conoce a sus amigos y va creciendo tras salir de casa debido a la búsqueda de unas bolas de dragón capaces de conceder deseos, ya que él tenía una, la bola de cuatro estrellas, que es la que le deja su abuelo y el origen de esta aventura.

Llega un punto en el que las cosas se van poniendo cada vez más serias y los enemigos van apareciendo, lo que va reduciendo el humor en pro de las luchas, y la originalidad de los primeros momentos va dando paso a unos ciclos de Tenkaichi Budokai, los torneos de lucha de la serie.

Para mi, sin duda la mejor parte de Dragon Ball, la que da origen a todo, crea los personajes más icónicos, aunque en momentos Z le queda a la par, y la que tiene más corazón.