Una cinta con un planteamiento muy imaginativo, el cruce de caminos de dos personas coetáneas de la época victoriana, Jack el destripador y Herbert George Wells.
Wells logra diseñar una máquina del tiempo y Jack la utiliza para huir de la justicia, por lo que Wells se siente en el deber de llevarle de vuelta.

Como buena película sobre viajes en el tiempo contiene bastante humor por el contraste entre épocas, sobretodo por parte de Wells, al que le será más difícil adaptarse al San Francisco de los 70s, para Jack la adaptación será más sencilla ya que forma parte de su naturaleza, además de haber acertado a cómo sería el futuro de la sociedad, una en la que se siente muy cómodo, sin duda el papel de villano a cargo de David Warner es de lo mejor de la película.

Malcolm McDowell está muy correcto en el papel de Wells, y recibe la ayuda de Mary Steenburgen, aportando dulzura y una aliada imprescindible. Destaca la visión utópica de Wells y como se enfrenta a un rival a priori superior, no queriendo ser partícipe de su violencia y comportándose como un caballero en todo momento.
Una cinta amable que representa un muy buen “que pasaría si” y que respeta a los amantes de la ciencia ficción.