Una secuela de las aventuras de Kevin McCallister que está hecha al modo de entonces, es más grande, más larga, seguramente fue más cara, pero es una repetición exacta de la primera, lo que demuestra que bastan un par de años (o menos) para que todos olvidemos los buenos propósitos y volvamos a las andadas.

El que copie a su predecesora cambiando el escenario implica también que cuenta con una buena dirección de Chris Columbus, un buen guion de John Hugues, un buen reparto en el que todos vuelven a estar a un buen nivel y las nuevas incorporaciones como la señora de las palomas, no dejan nada que desear, y por supuesto, la misma moraleja navideña.

A quienes les gustase la primera parte, es muy difícil que esta no les guste también, ya que es buen cine infantil destinado a los más pequeños y cumple con el objetivo de entretener y divertir, puede verse en familia y no necesita ser lo más original. Agradable y especial para los que crecieron con ella en los 80 y 90s.