Si Danny Boyle fuera pintor, no me cabe duda de que sería un buen maestro del expresionismo, y si se quiere ahondar, un soberbio artista de esos que exponen los contrastes en una obra producto de exponer blanco contra negro o mejor luz y oscuridad.
Porque de eso hay mucho en el filme, pasamos de ese comienzo insoportablemente cruel, oscuro, hasta ese final de final (aqui se podría decir a los créditos, bah) a todo color, luz y baile, que a mi particularmente me dejó buen sabor de boca.

Me habían recomendado la cinta, vi que tenía algunas críticas bastante buenas y decidí verla, y me ha enriquecido bastante (que no vuelto millonario)
La escena del beso de alguien en un bello rostro lastimado puede resumir, con esa metáfora, esta muy buena película.