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Voto de Allan Felix:
9
Animación. Aventuras Tintín, un joven periodista dotado de una curiosidad insaciable, y su leal perro Milú descubren que la maqueta de un barco contiene un enigmático y secular secreto que deben investigar. A partir de ese momento, Tintín se verá acosado por Ivan Ivanovitch Sakharine, un diabólico villano que cree que el joven ha robado un valioso tesoro vinculado a un cruel pirata llamado Rackham el Rojo. Pero, con la ayuda de Milú, del cascarrabias ... [+]
8 de noviembre de 2011
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Aunque el transvase a movimiento resulte extrañamente perturbador para los amantes del cómic de Hergé no cabe duda de que el genio Spielberg ha sabido incorporar fielmente a su propuesta muchos de los elementos que hicieron del Tintín en papel un reducto apasionante y único y un universo donde depositar, en cierto modo, la fantasía del niño lector y vivir a través de la imaginación las mismas aventuras de su héroe. Sucede esto a pesar también del puzzle ideado para el guión, compuesto de líneas argumentales procedentes principalmente de tres títulos: El secreto del Unicornio, El cangrejo de las pinzas de oro y El tesoro de Rackham el Rojo, al que se suma una serie de detalles que enriquecen el conjunto y lo hacen más apetitoso para aquellos que han leído y releído los libros y reconocen las señales de ese universo: personajes como el mayordomo Néstor, la Bella Castafiore y los detectives H&F o elementos singulares del trazo hergeniano: la maqueta del barco, el apartamento de Tintín, los semblantes grotescos de los marineros, etc.

Spielberg también pone de su parte: un brevísimo homenaje a Tiburón perfilado en la cresta de nuestro héroe, la adrenalínica (quizá excesiva) fuerza de las secuencias de acción que remiten asimismo a Indiana Jones o a Parque Jurásico y un bello detalle o una deuda (el retrato de Tintín que aparece en la primera secuencia) que reconoce y al mismo tiempo reflexiona sobre el acto de adaptar una realidad que ya brilla con autonomía y originalidad en su soporte primitivo a una fantasía, o un capricho, la propia debilidad de este autor que tantos esfuerzos gloriosos a hecho por plasmar en el cine su nostalgia por la infancia.


Lo que más me ha gustado: la secuencia maravillosa que alterna la historia de Francisco de Hadoque con la trama presente.

Lo que menos: la moralina final sobre el perdedor entre Haddock y Tintín y la hiperacción de algunas escenas.
Allan Felix
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