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España España · ALCALÁ DE HENARES
Voto de Inaki Lancelot:
8
Drama Georges y Anne, dos ancianos de ochenta años, son profesores de música clásica jubilados que viven en París. Su hija, que también se dedica a la música, vive en Londres con su marido. Cuando, un día, Anne sufre un infarto que le paraliza un costado, el amor que ha unido a la pareja durante tantos años se verá puesto a prueba. (FILMAFFINITY)
11 de enero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La décima película de Michael Haneke, «Amor», es un drama conmovedor acerca del amor. El más completo que quien firma ha contemplado.

Porque si en el tipo de cine más convencional, el argumento acaba cuando el amor comienza y la realidad del día a día posterior es soslayada por un cartel de fin sobre fondo de violines, en esta gran película, el amor adquiere su sentido pleno en la etapa final de la vida, en la vejez.

Cuando las arrugas de la piel sólo esbozan el final del camino y a la persona le queda ya cerca sólo su pareja, el afín con quien comparte vivencias comunes, desencuentros y ante el que resulta más complicado contener la impaciencia.

Haneke sitúa a su personaje central, protagonizado por Jean-Louis Trintignant, en el balcón de la vejez, cuando más nítidos llegan los recuerdos de la infancia y mayor trascendencia adquieren los más sencillos gestos percibidos de los progenitores en sus clases de introducción a la vida. Una atalaya desde la que divisar toda una vida pasada. Cuando resta un mundo desconocido acantilado sobre ningún sustento.

La grandeza de esta cinta es la forma en que permite al espectador reconstruir dicha existencia pasada sin darle una información cerrada, transmitiéndole fundamentalmente en el ámbito emocional. Creando personajes que aúnan virtudes y defectos imposibles de no apreciar en uno mismo.

Manteniendo un ritmo pausado que permita ir asimilando tanto lo que se ve en pantalla como lo que no. Exponiendo la evolución de un argumento lenta en lo físico, demoledoramente vertiginosa en lo afectivo.

Rodea a los dos personajes centrales (interpretados con excelencia) de un grupo de cercanos que definen la evolución de nuestra sociedad, desde la familia numerosa hacia los múltiples modelos familiares. Y deja un poso amargo la observación de que podamos estar virando desde un enfoque artístico hacia otro crematístico, desde el afán por dejar las cosas bien hechas hacia el oportunismo.

Haneke expone con maestría un argumento central perfectamente elaborado y el espectador sale del cine concienciado de lo que suponen la vejez y la enfermedad, el tema central de la obra, pero no único. La meticulosidad en la creación de la escena y el personaje, hacen que al recordar la película, surjan nuevos temas laterales relatados con auténtica sabiduría.

Nos deja cierta tristeza. Es natural porque no es un relato optimista. Tampoco negativo. Sencillamente sensacional.
Inaki Lancelot
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